jueves, 18 de septiembre de 2025

Cahuil

Guía Patrimonial: Cáhuil, Barrancas y Pichilemu

¡Bienvenido a un territorio moldeado por el agua, la sal y la sabiduría de sus habitantes! Esta guía te llevará a través de la historia, los oficios tradicionales y los tesoros naturales de Cáhuil, Barrancas y los pueblos aledaños en la comuna de Pichilemu. Este es un lugar donde el océano Pacífico se encuentra con el estero Nilahue, creando un ecosistema único que ha sustentado la vida y la cultura durante milenios.


1. Orígenes: Huellas de un Pasado Milenario

La historia de este territorio es profunda y se remonta a miles de años atrás.

  • Primeros Habitantes: La presencia humana en esta zona data de hace aproximadamente 11,000 años, como lo demuestran yacimientos arqueológicos como el Conchal Potrero en la desembocadura del estero Nilahue. Estos primeros habitantes eran cazadores y recolectores arcaicos que encontraron en la laguna, el borde costero y sus recursos marinos un lugar ideal para asentarse. Se les conocía como reche ("gente verdadera" o "pura") y, según su ubicación, como lafkenche (gente del oeste o del mar). Posteriormente, los incas los denominaron promaucaes ("enemigos salvajes") al no poder avanzar más allá del río Maule.
  • La Llegada de los Europeos: A partir del siglo XVI, con la llegada de los españoles, la documentación escrita permite trazar la historia de la propiedad de la tierra. Tras el desastre de Curalaba en 1598, la Corona española comenzó a entregar "mercedes de tierras" a soldados veteranos en la zona central. En el sector de Cáhuil, se otorgaron varias mercedes desde principios del siglo XVII para estancias ganaderas y luego para la producción de cereales.
  • Ciruelos, el Antiguo Centro Neurálgico: Desde mediados del siglo XVIII hasta principios del XIX, el poblado de Ciruelos fue el centro religioso y administrativo de la zona costera de Colchagua. Concentraba la actividad comercial, contaba con los primeros establecimientos educacionales de la comuna y servicios como Correos y Registro Civil. Su esplendor decayó con la llegada del ferrocarril a Pichilemu en 1926, que provocó el traslado de servicios y comerciantes.

2. Patrimonio Cultural Inmaterial: Oficios que Perduran

La identidad del territorio está profundamente ligada a los oficios tradicionales, saberes transmitidos de generación en generación que reflejan una respetuosa relación entre el ser humano y la naturaleza.

La Sal: El Oro Blanco de Cáhuil

La producción de sal es la actividad más emblemática y un pilar de la cultura local.

  • Orígenes Ancestrales y Coloniales: Aunque hay evidencia de que los pueblos originarios ya extraían sal de forma rudimentaria, el método de producción actual, con cuarteles y compuertas, fue introducido por los españoles. Un evento clave fue el terremoto de 1751, que provocó un hundimiento de la costa y la inundación de un lagunato con agua de mar. Este hecho permitió a Nicolás Pavez, Juan y Mateo de Vergara obtener la primera cosecha de sal en 1752 y, en 1754, construir un canal para asegurar un flujo permanente de agua salada, dando inicio formal a las salinas.
  • Técnica Artesanal: El proceso se realiza entre primavera y verano (septiembre a abril) y aprovecha la evaporación natural del agua por el sol. El agua del estero Nilahue, enriquecida por la intrusión marina en primavera, es conducida a través de un sistema de piscinas o "piezas" interconectadas:
    1. Corralón: Primera piscina, donde se almacena el agua.
    2. Cocedera, Sancochadora y Recocedera: El agua pasa por estas piezas, aumentando su temperatura y salinidad.
    3. Cuartel: Aquí la sal finalmente "cuaja" y cristaliza.
  • Herramientas Tradicionales: Los salineros utilizan herramientas de madera cuya confección ha sido transmitida por generaciones, como rastrillos, palas, pisones (para aplanar el barro) y angarillas (camillas para transportar la sal). Aunque hoy se usan carretillas, muchos salineros aún prefieren los métodos antiguos.
  • Reconocimiento: La tradición de los salineros de Cáhuil, Barrancas y La Villa fue reconocida como Tesoro Humano Vivo en 2011 por su valor cultural y ancestral. La sal producida aquí también cuenta con denominación de origen.
La Greda: Alfarería de Pañul y El Copao

La tierra gredosa de la cuenca del Nilahue ha dado vida a una rica tradición alfarera.

  • Tradición de El Copao: En el pequeño caserío de El Copao, las "loceras" desarrollaron por generaciones una alfarería tradicional de gran perfección. Originalmente, fabricaban utensilios para uso doméstico (ollas, platos) de forma autosustentable. Utilizaban técnicas ancestrales: pisaban la greda "a talón", la pulían con piedras ágatas y la cocían en fogatas cubiertas con bosta de vacuno, logrando incluso el característico color negro azabache al contacto con paja de trigo. Hoy, lamentablemente, esta tradición está en riesgo de extinción.
  • Innovación en Pañul: La alfarería en Pañul es más reciente y surgió hace unas cuatro décadas como una reconversión económica tras el cierre de industrias que compraban la arcilla como materia prima. Con el impulso de talleres municipales en los años 90, los artesanos aprendieron nuevas técnicas de matricería y cocción, creando piezas distintivas que hoy son un referente de autoría territorial. Aunque algunos han incorporado hornos eléctricos, muchos siguen la tradición de la quema a leña, un ritual que dura dos días y dos noches.
La Madera: Botes, Remos e Instrumentos

La madera de los bosques de eucalipto, ciprés y boldo ha sido fundamental para la vida en la laguna.

  • Constructores de Botes: Oficios como el de Luis Fernando Soto Retamal son un patrimonio vivo. Él aprendió a construir botes para cruzar la laguna y llegar a las salinas, un saber que perfeccionó con el tiempo. Ha construido más de 200 botes que navegan en el humedal, utilizando maderas locales para encontrar las curvas perfectas que los hacen livianos y rápidos.
  • Artesanía Contemporánea: Nuevos artesanos, como el lutier Víctor Jofré, continúan la tradición de trabajar la madera. Fabrica instrumentos musicales como ukuleles y, adaptándose al entorno costero, ha comenzado a crear remos de tipo esquimal, buscando diseños que permitan una navegación silenciosa para no perturbar a las aves.

3. Turismo Rural y de Naturaleza: Una Experiencia Inmersiva

El turismo en la zona es una oportunidad para conectar con la naturaleza, la cultura y los oficios locales. El municipio de Pichilemu ha impulsado la Ruta de la Sal, que recorre Cáhuil, Barrancas, La Villa, El Bronce y La Palmilla, permitiendo a los visitantes conocer el proceso de producción de sal y disfrutar de la gastronomía local.

  • Paseos por el Humedal: La laguna es ideal para la observación de aves desde un kayak, permitiendo explorar rincones inaccesibles de forma silenciosa. El humedal de Cáhuil alberga alrededor de 100 especies de aves, incluyendo el cisne de cuello negro, el cisne coscoroba, flamencos y el siete colores. Se puede pescar pejerrey y cachamba, un pez local muy sabroso. También se cultivan ostras, que son parte de la oferta turística y gastronómica.
  • Gastronomía Local: La cocina de la zona refleja la abundancia de la tierra y el mar. Antiguamente, se conservaba la carne en sal y se cultivaba trigo para hacer harina tostada, mote y pan amasado. Hoy, puedes disfrutar de mariscos frescos, ostras de cultivo, platos típicos como el charquicán de cochayuyo y productos locales como la quínoa y las papayas de Cáhuil. En la feria artesanal de Cáhuil se pueden degustar ceviches y las tradicionales calugas artesanales.
  • Visitas a Pañul y Ciruelos: Un paseo imperdible es la visita al molino de agua de Pañul, un patrimonio campesino con más de 120 años de historia donde se puede ver la molienda artesanal de granos. En Ciruelos, puedes visitar la hermosa parroquia de San Andrés y el Museo del Niño Rural, que alberga una fascinante colección de objetos antiguos, desde teléfonos y vitrolas hasta una recreación de una ruca mapuche.

¿Cómo llegar?

Cáhuil se encuentra a 15 kilómetros al sur de Pichilemu. Puedes llegar en vehículo particular o transporte público desde Pichilemu, siguiendo la ruta costera. El camino te llevará por paisajes de bosques y te acercará a los distintos pueblos y atractivos de la zona. Para visitar el Molino de Pañul, prepárate para un camino rural empinado; es recomendable dejar el vehículo en la parte alta y bajar caminando.


Esta investigación te invita a ser más que un simple turista: a ser un viajero consciente que valora y respeta la profunda conexión entre la naturaleza, la cultura y las personas que mantienen vivo este extraordinario patrimonio.

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